ANECDOTARIO SAG

Recuerdos de un Congreso de Genética
Dra. Norma Magnelli

A poco de la creación de la Sociedad, la CD de la SAG decidió llevar sus congresos a distintos lugares de nuestro país. Uno de los objetivos era el de interesar a gente joven, profesionales o estudiantes en distintos aspectos de la Genética. Esta disciplina tenía ya gran desarrollo en campos de las Ciencias Agrarias, pero mucho menos en otras áreas, como la Genética Humana o la Médica. El tema era entonces atraer a ingenieros agrónomos, veterinarios, médicos, bioquímicos y otros profesionales para que se interesaran en estos fascinantes temas de la Genética.

Así pues, el Congreso de la Sociedad se llevó a Ushuaia en el año 1976. La mayoría de los participantes fuimos a bordo de un avión Electra de la Armada Argentina; otros viajaron en aviones de línea comercial. Para todos fue una experiencia inolvidable.

Un intercambio interesante con los investigadores locales fue el tema del criadero de centollas. Un grupo de jóvenes biólogos trabajaba arduamente y sin éxito en su reproducción. El no haber tenido en cuenta que Alaska, cuyos trabajos sobre el tema eran seguidos como modelo por los locales, está ubicada en el Hemisferio Norte mientras que Tierra del Fuego en el Sur, les había causado muchos problemas. El tema era que cuando allí es verano aquí es invierno y la instalación de jaulas de reproducción debe considerar ese punto primordial.

Por otra parte, en el hospital se decidió que los médicos locales podían mandar historias clínicas, fotografías de pacientes y muestras de sangre para análisis de cariotipo y para otros estudios genéticos. La Sociedad se constituyó en una especie de avanzada de lo que en aquel tiempo era impensable: la consulta médica online, que hoy es habitual.

El regreso de Ushuaia merece un comentario aparte: el avión Electra que tenía que ir a buscar a los congresistas había sido derivado a otros destinos y hubo que quedarse 4 ó 5 días más hasta que el mismo pudiera volar a Ushuaia. Para algunos fueron unas vacaciones inesperadas y libres de culpa; para otros fue una pesadilla, ya que tenían que pagar muchos días de alojamiento y comidas no contemplados en el presupuesto de cada uno. Muchos jóvenes estudiantes decidieron devolver compras que habían hecho y el comercio solidariamente aceptó las devoluciones.

Una tarde llegó el Electra y saldríamos a la mañana siguiente. Pero el

hielo en la pista, que es corta y paralela al Canal de Beagle, impidió la salida con carga. Así que el avión partió sin pasajeros a Río Grande y allí esperaría por todos nosotros. La distancia entre ambas ciudades es apenas de 200 km, de manera que se esperaba que en dos o tres horas estuvieran los dos ómnibus con los congresistas en Río Grande. Pero entre nieve, lluvia, barro y pésima carretera los ómnibus tardaron más de 10 horas en el recorrido. Llegamos cerca de las 11 de la noche. Más de 100 personas sin hotel, a quienes finalmente alojaron en una repartición militar, que estaba más fría que la calle misma. Finalmente, alrededor de las 10 de la mañana siguiente el Electra partió de Río Grande hacia Buenos Aires!

 

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